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domingo, 10 de febrero de 2019

Blood in Ferelden - Sesión XX (fecha desconocida)

¿Sombra?

El gusto ferroso lo despertó, tenía sangre reseca en sus labios. ¿Hace cuánto había tropezado? Estaban persiguiendo a los duendes de fuego cuando tropezó con una raíz y se golpeó la cabeza con otra. La neblina del bosque imposibilitaba saber bien la hora o la orientación. 
Sombra analiza la situación sentado en el mismo árbol en el que tropezó
¿Horas? ¿Días? ¿Cómo saber hace cuánto se había golpeado? La herida en su cabeza ya no sangraba y de a poco empezaban a aclararse sus ideas. Thadeous no podía perder el rastro de los duendes, eran su única oportunidad de recuperarse. Cesamyr y Almeric debían ayudar a Thadeous y hacer que sobreviva para ganarse su paga. No iban a sacrificar sus objetivos por un mercenarios que aceptó el trabajo sabiendo que implicaba cierto grado de peligro. Menos por un elfo...


Decide ponerse a andar, sin el cuervo o los duendecillos de fuego sólo puede hacer un esfuerzo para seguir los rastros de sus compañeros. Aunque la lluvia no ayuda logra llegar hasta la gruta que habían visitados sus compañeros. Suponiendo que ya habían obtenido o no lo que necesitaban decide seguir las huellas que se alejaban del lugar. Lo que sea que haya él ya no tenía nada que hacer si el grupo ya había abandonado el lugar. Sus pasos lo llevan directo de nuevo a la aldea chasind de Dosov. Allí lo recibe Baba Zorya, que por los siguientes días se dedica a tratar la herida en la cabeza del elfo. Sombra comenta un poco más los detalles de su misión, al parecer el grupo había pasado hace días ya por el pueblo. La historia de los duendes de fuego atrae fuertemente la atención de Zorya que además de tratar sus heridas le asigna tareas junto al resto de la tribu. La relación entre ambos parece afianzarse cada vez que Sombra da detalles sobre la misión aunque el elfo no parece ser completamente aceptado por el resto de los salvajes.
Baba Zorya
Al sanar completamente Zorya le solicita que la lleven a la gruta. Sombra lidera el paso, seguido de la mujer y dos guerreros chasind. En la gruta sólo la mujer ingresa. Tras un tiempo que parece una eternidad la mujer sale de la gruta con el semblante de furia y prohíbe a Sombra volver a acercarse a su pueblo. Sin saber qué decir el elfo mira como los chasind vuelven a perderse entre la neblina del bosque. Perdido otra vez sin saber muy bien qué hacer decide ingresar a la gruta. Recorre la misma caverna en la que sus compañeros estuvieron días atrás. Encuentra a la sierpe y luego a los duendes muertos alrededor de la zona dónde había estado el musgo. Sin poder armar una idea de lo que habría pasado decide volver a hablar con Zorya.
Sombra inspecciona lo que queda de un duende de fuego
De nuevo en Dosov es cruzado por un guerrero chasind que le corta el paso y lo lleva con las manos levantadas y desarmado de nuevo frente al balcón de la bruja chasind implorando más explicaciones. En ese momento Sombra aprende que los duendes han muerto porque mataron a la sierpe, que proveía el musgo que necesitaban los duendes para sobrevivir y que la Amber Rage era producto de la corrupción de una plaga y que si volviese a surgir esa enfermedad no podrá volver a producirse una cura ahora que los duendes están muertos. Terminada la conversación Sombra es invitado a retirarse del poblado.
un guerrero chasind le corta el paso a Sombra
Sin otra alternativa Sombra encara hacía el norte, de nuevo a Sothmere. La soledad del camino y el aparente silencio del bosque sólo interrumpido por sus pisadas en el barro le da mucho espacio a pensar en las interminables horas de caminata. 
En los límites de la Espesura Korcari encuentra un extraño mamífero herido, nunca había visto algo así. El pelaje del animal se mantenía brillantemente blanca a pesar del barro alrededor, parecía no poder respirar. Al intentar acercarse una flecha pasa a toda velocidad entre sus dedos - Saca tus manos de esa halla -

Dos elfos de apariencia salvaje apuntaban sus arcos hacía Sombra, los tatuajes en sus rostros captaban toda su atención, sólo había escuchado historias sobre ellos, eran Dalishanos, elfos que no aceptan las normas humanas, llevan vidas nómadas en vez de vivir en las elferías de las ciudades y agachar la cabeza antes los humanos. En ese momento sólo una cosa se le vino a la cabeza, la canción que solía cantarle su madre...

Melava inan enasal
ir su aravel tu evaral
u na emma abelas
in elgar sa vir mana
in tu setheneran din emma na
lath sulevin
lath aravel ena
arla ven tu vir mahvir
melana 'nehn
enasal ir sa lethalin

Uno de los elfos se frustra al no poder atacar a Sombra, el otro pregunta dónde había aprendido esa canción. Es obligación de los dalishanos recuperar todos los pedazos de su historia perdida. Ahora Sombra debía ser llevado antes el Keeper del clan, no sin antes atender a la halla, un animal criado sólo por los elfos. El elfo de ciudad entrega sus ungüentos para tratar al animal y luego viajan hacía el campamento, al este, hacía el bosque de Brecilia. Sombra ya no pensaba más en las ciudades ni en sus compañeros. 
cazador dalishano
Los días pasan y Sombra no intercambia muchas palabras con los dalishanos, se limita a seguirlos esperando llegar al campamento. Finalmente la línea del bosque se abre paso a un claro. Los sentidos de sombra parecen mentirle. Docenas de elfos tatuados viviendo en comunidad en el bosque, lejos de los humanos, sin el olor horrible de la elfería. No tuvo mucho tiempo de contemplar. Pues inmediatamente fue llevado antes el Keeper, Zathrian.


El Guardián del clan se encontraba contándole historias a los niños elfos cuando llegaron. Inmediatamente los elfos relataron cómo encontraron a sombra quién con gusto compartió la canción devolviendo un pedazo de la historia a los elfos salvajes. Cada pedazo de historia recuperado es valioso, por lo que el elfo de ciudad pudo quedarse unos días en el campamento, contemplar y ser participe de la vida dalishana. 

Zathrian, el Guardián del clan elfo
Sombra pasa los días aprendiendo del Guardián sobre los dioses elfos, la historia, la capital del imperio élfico, cómo fueron esclavisados y liberados. Incluso el elfo de ciudad aprovecha a hacerse "amigo" de la esposa de uno de los cazadores que había vuelvo al bosque a buscar alimento por unos días. Ella era Rydia, quien atendía a las hallas.

Rydia cuidando a las hallas.
Luego de varios días Sombra tuvo una charla con el Guardián, debía volver a ver a su madre, podría tener más pedazos de historia. Debía volver a la ciudad. Los tatuajes en el rostro debían esperar, de todas maneras decide tatuarse el torso sin comprometer su visita a la ciudad pero mostrando compromiso con los dalishanos. El clan partía a la mañana siguiente, esa noche Sombra deja un racimo de las flores favoritas de Rydia en su carro y parte a la ciudad.

un último vistazo al campamento... o al carro de Rydia... antes de partir
... Mucho después...
Ya empezaba a pensar que el campamento elfo había sido una ilusión. Su madre había sido llevada a la torre de magos en el lago Calenhad, se la llevaron los templarios. Su casa en la elfería había sido ya saqueada hace rato por vecinos. Y ahora se encontraba cruzando el trecho en barco hasta la base de la torre.

Obviamente no pudo ver a su madre. Aparentemente estaba "dormida". Pero si recibió una carta al mencionar a Thadeous. Sus compañeros confiaban en que él estaba bien (y reclamaría su recompensa). Otra vez en el camino. No podría ver a su madre de momento, pero forjar una relación con el círculo quizá haría que pueda hablar con ella en algún momento. Si sabía algo más sobre los dalishanos él debía saberlo. 

Otra vez en el camino, el Arl Gallagher Wulff lo recibe en su tienda. Estaban por guerrear con los engendros tenebrosos. Le transmite la información sobre la información. Thadeous, Cesamyr y Almeric llevaban sólo un par de días de ventaja. Viajando solo los alcanzaría.

En el señerío de invierno del Arl se encuentra con Berchan, el hermano mejor de Izot, asegura poder llevar al elfo hasta sus compañeros antes de que se alejen mucho.

Berchan, el hermano de Izot
La nieve hacía difícil el viaje y cargar con un mocoso malcriado no ayudaba, pero era su única opción. Justo antes de salir de la línea del bosque lo invadió un olor rancio y la visión que llegó a sus ojos lo shockeó. Un montón de humanos muertos, junto a unas criaturas del tamaño de enanos. Los únicos en pie eran Thadeous, Almeric y Cesamir.

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