.

.

domingo, 24 de febrero de 2019

Blood in Ferelden - Sesión 05 (17-02-19)

Reencuentro

Sombra se volvía a encontrar con sus compañeros. Debía hablar con Thadeous sobre su madre, él debía ayudarlo. Mientras Cesamyr y Almeric comienzan a trabajar para dar un entierro digno a los granjeros muertos, Sombra y Thadeous se hacen a un lado para que el elfo le pueda contar sus andanzas. No pueden terminar, un segundo grupo de engendros tenebrosos llega al lugar. 


Tres Hurlocks armados con arcos y varios genlocks más salían del bosque. Sin la ventaja táctica de la sorpresa y superados en número deciden retirarse al bosque. Cesamyr cubre la retirada y logran equilibrar la balanza usando el bosque a su favor. Berchan intenta hacerse el héroe y termina herido por la espada de un hurlock. Finalmente, con la ventaja del bosque terminan con los darkspawn y curan al hijo del Arl además de reprenderlo. No volverá a intentar trenzarse en combate.


Continúan avanzando y subiendo en las montañas de la espalda helada. Un puente de hielo los separa de la siguiente montaña, el rastro los lleva más y más alto. Mientras inspeccionan la integridad estructural de puente descubren avaaritas escondidos con los que intentan hablar pero sólo reciben flechazos en respuesta.


Tras lanzar sus flechas uno de los avaaritas sopla un cuerno de guerra alertando a sus compañeros de tribu. Al caer los primeros avaaritas cae un nuevo contingente de salvajes llega de la montaña. Bajo la orden del que parece liderar el contingente varios de los avaaritas se ponen a golpear el puente comenzando una carrera para el grupo en el resbaladizo puente. Almeric se encontraba aún del otro lado, confiado en lanzar sus flechas, Cesamyr ya del otro lado tras haber avanzado lentamente aguanta contra varios salvajes al mismo tiempo. Thadeous se encuentra en la mitad del puente y Sombra utiliza el hielo para deslizarse bajo los pies de un avaarita para llegar a una zona segura y luego enfrentarse al líder enemigo y posteriormente perseguirlo en su huida. Almeric hace una corrida y llega al otro lado junto a Thadeous justo antes de que el puente colapse. Sólo se escucha el grito de Berchan al caer al vacío.
El combate sigue, los salvajes tratan de cubrir la huida de su líder pero Cesamyr los contiene mientras Sombra termina con su vida. Como prueba de su victoria, intentando hablar el "idioma de la violencia" que Cesamyr cree hablan los salvajes comienza a cargar el cuerpo del líder hasta la aldea cercana. 
Avaar Vilage
Finalmente llegan al pueblo Avaarita allí son recibidos por un anciano que explica que el muerto es Balan, señala su tienda y explica que los asuntos de Balan no son cosa del pueblo. Pueden llevarse a la chica, pero con el puente caído deberán volver por El Paso de Muirne, un lugar prohibido para los avaaritas. Una maldición conjurada por una sacerdotisa de la Dama de los Cielos que fue violada y asesinada en el lugar condenó las almas de esos hombre blasfemos. 
Encuentran a Izot atada en la choza señalada con el vestido verde que Berchan había mencionado a Thadeous. Almeric se encarga de desatarla y explicarle que venían a ayudar y que su padre, el Arl Wulff, marchaba a la guerra. No preguntan mucho sobre lo sucedido así que parten inmediatamente.
Sin otra opción emprenden la marcha hasta el paso, una gran caverna con árboles de hojas grises. Las maldiciones se confirman, son atacados por figuras sombrías. Los espíritus de los trasgresores.


Dos sombras se alzan de la oscuridad. Los ataques de Thadeous y espada mágica que le dio a Sombra son súper efectivas contra las criaturas. Además Cesamyr y Almeric logran dañar a las criaturas incorpóreas de forma eventual hasta hacerlas desvanecer. 
El grupo acuerda no mencionar a Berchan ya que no lo habían visto con Sombra. 
Pasan varios días y vuelven al señorío de invierno de Wulff dónde dejan a Izot y reciben una nota sellada por el mayordomo confirmando que Izot estaba a salvo. Es así que cabalgan hacía la fortaleza principal del Arl dónde Thadeous se vuelve a perder durante días en la gran biblioteca de Wulff. Por su parte Sombra, con su nuevo interés por los dalishanos busca interiorizarse en su historia.

domingo, 10 de febrero de 2019

Blood in Ferelden - Sesión XX (fecha desconocida)

¿Sombra?

El gusto ferroso lo despertó, tenía sangre reseca en sus labios. ¿Hace cuánto había tropezado? Estaban persiguiendo a los duendes de fuego cuando tropezó con una raíz y se golpeó la cabeza con otra. La neblina del bosque imposibilitaba saber bien la hora o la orientación. 
Sombra analiza la situación sentado en el mismo árbol en el que tropezó
¿Horas? ¿Días? ¿Cómo saber hace cuánto se había golpeado? La herida en su cabeza ya no sangraba y de a poco empezaban a aclararse sus ideas. Thadeous no podía perder el rastro de los duendes, eran su única oportunidad de recuperarse. Cesamyr y Almeric debían ayudar a Thadeous y hacer que sobreviva para ganarse su paga. No iban a sacrificar sus objetivos por un mercenarios que aceptó el trabajo sabiendo que implicaba cierto grado de peligro. Menos por un elfo...


Decide ponerse a andar, sin el cuervo o los duendecillos de fuego sólo puede hacer un esfuerzo para seguir los rastros de sus compañeros. Aunque la lluvia no ayuda logra llegar hasta la gruta que habían visitados sus compañeros. Suponiendo que ya habían obtenido o no lo que necesitaban decide seguir las huellas que se alejaban del lugar. Lo que sea que haya él ya no tenía nada que hacer si el grupo ya había abandonado el lugar. Sus pasos lo llevan directo de nuevo a la aldea chasind de Dosov. Allí lo recibe Baba Zorya, que por los siguientes días se dedica a tratar la herida en la cabeza del elfo. Sombra comenta un poco más los detalles de su misión, al parecer el grupo había pasado hace días ya por el pueblo. La historia de los duendes de fuego atrae fuertemente la atención de Zorya que además de tratar sus heridas le asigna tareas junto al resto de la tribu. La relación entre ambos parece afianzarse cada vez que Sombra da detalles sobre la misión aunque el elfo no parece ser completamente aceptado por el resto de los salvajes.
Baba Zorya
Al sanar completamente Zorya le solicita que la lleven a la gruta. Sombra lidera el paso, seguido de la mujer y dos guerreros chasind. En la gruta sólo la mujer ingresa. Tras un tiempo que parece una eternidad la mujer sale de la gruta con el semblante de furia y prohíbe a Sombra volver a acercarse a su pueblo. Sin saber qué decir el elfo mira como los chasind vuelven a perderse entre la neblina del bosque. Perdido otra vez sin saber muy bien qué hacer decide ingresar a la gruta. Recorre la misma caverna en la que sus compañeros estuvieron días atrás. Encuentra a la sierpe y luego a los duendes muertos alrededor de la zona dónde había estado el musgo. Sin poder armar una idea de lo que habría pasado decide volver a hablar con Zorya.
Sombra inspecciona lo que queda de un duende de fuego
De nuevo en Dosov es cruzado por un guerrero chasind que le corta el paso y lo lleva con las manos levantadas y desarmado de nuevo frente al balcón de la bruja chasind implorando más explicaciones. En ese momento Sombra aprende que los duendes han muerto porque mataron a la sierpe, que proveía el musgo que necesitaban los duendes para sobrevivir y que la Amber Rage era producto de la corrupción de una plaga y que si volviese a surgir esa enfermedad no podrá volver a producirse una cura ahora que los duendes están muertos. Terminada la conversación Sombra es invitado a retirarse del poblado.
un guerrero chasind le corta el paso a Sombra
Sin otra alternativa Sombra encara hacía el norte, de nuevo a Sothmere. La soledad del camino y el aparente silencio del bosque sólo interrumpido por sus pisadas en el barro le da mucho espacio a pensar en las interminables horas de caminata. 
En los límites de la Espesura Korcari encuentra un extraño mamífero herido, nunca había visto algo así. El pelaje del animal se mantenía brillantemente blanca a pesar del barro alrededor, parecía no poder respirar. Al intentar acercarse una flecha pasa a toda velocidad entre sus dedos - Saca tus manos de esa halla -

Dos elfos de apariencia salvaje apuntaban sus arcos hacía Sombra, los tatuajes en sus rostros captaban toda su atención, sólo había escuchado historias sobre ellos, eran Dalishanos, elfos que no aceptan las normas humanas, llevan vidas nómadas en vez de vivir en las elferías de las ciudades y agachar la cabeza antes los humanos. En ese momento sólo una cosa se le vino a la cabeza, la canción que solía cantarle su madre...

Melava inan enasal
ir su aravel tu evaral
u na emma abelas
in elgar sa vir mana
in tu setheneran din emma na
lath sulevin
lath aravel ena
arla ven tu vir mahvir
melana 'nehn
enasal ir sa lethalin

Uno de los elfos se frustra al no poder atacar a Sombra, el otro pregunta dónde había aprendido esa canción. Es obligación de los dalishanos recuperar todos los pedazos de su historia perdida. Ahora Sombra debía ser llevado antes el Keeper del clan, no sin antes atender a la halla, un animal criado sólo por los elfos. El elfo de ciudad entrega sus ungüentos para tratar al animal y luego viajan hacía el campamento, al este, hacía el bosque de Brecilia. Sombra ya no pensaba más en las ciudades ni en sus compañeros. 
cazador dalishano
Los días pasan y Sombra no intercambia muchas palabras con los dalishanos, se limita a seguirlos esperando llegar al campamento. Finalmente la línea del bosque se abre paso a un claro. Los sentidos de sombra parecen mentirle. Docenas de elfos tatuados viviendo en comunidad en el bosque, lejos de los humanos, sin el olor horrible de la elfería. No tuvo mucho tiempo de contemplar. Pues inmediatamente fue llevado antes el Keeper, Zathrian.


El Guardián del clan se encontraba contándole historias a los niños elfos cuando llegaron. Inmediatamente los elfos relataron cómo encontraron a sombra quién con gusto compartió la canción devolviendo un pedazo de la historia a los elfos salvajes. Cada pedazo de historia recuperado es valioso, por lo que el elfo de ciudad pudo quedarse unos días en el campamento, contemplar y ser participe de la vida dalishana. 

Zathrian, el Guardián del clan elfo
Sombra pasa los días aprendiendo del Guardián sobre los dioses elfos, la historia, la capital del imperio élfico, cómo fueron esclavisados y liberados. Incluso el elfo de ciudad aprovecha a hacerse "amigo" de la esposa de uno de los cazadores que había vuelvo al bosque a buscar alimento por unos días. Ella era Rydia, quien atendía a las hallas.

Rydia cuidando a las hallas.
Luego de varios días Sombra tuvo una charla con el Guardián, debía volver a ver a su madre, podría tener más pedazos de historia. Debía volver a la ciudad. Los tatuajes en el rostro debían esperar, de todas maneras decide tatuarse el torso sin comprometer su visita a la ciudad pero mostrando compromiso con los dalishanos. El clan partía a la mañana siguiente, esa noche Sombra deja un racimo de las flores favoritas de Rydia en su carro y parte a la ciudad.

un último vistazo al campamento... o al carro de Rydia... antes de partir
... Mucho después...
Ya empezaba a pensar que el campamento elfo había sido una ilusión. Su madre había sido llevada a la torre de magos en el lago Calenhad, se la llevaron los templarios. Su casa en la elfería había sido ya saqueada hace rato por vecinos. Y ahora se encontraba cruzando el trecho en barco hasta la base de la torre.

Obviamente no pudo ver a su madre. Aparentemente estaba "dormida". Pero si recibió una carta al mencionar a Thadeous. Sus compañeros confiaban en que él estaba bien (y reclamaría su recompensa). Otra vez en el camino. No podría ver a su madre de momento, pero forjar una relación con el círculo quizá haría que pueda hablar con ella en algún momento. Si sabía algo más sobre los dalishanos él debía saberlo. 

Otra vez en el camino, el Arl Gallagher Wulff lo recibe en su tienda. Estaban por guerrear con los engendros tenebrosos. Le transmite la información sobre la información. Thadeous, Cesamyr y Almeric llevaban sólo un par de días de ventaja. Viajando solo los alcanzaría.

En el señerío de invierno del Arl se encuentra con Berchan, el hermano mejor de Izot, asegura poder llevar al elfo hasta sus compañeros antes de que se alejen mucho.

Berchan, el hermano de Izot
La nieve hacía difícil el viaje y cargar con un mocoso malcriado no ayudaba, pero era su única opción. Justo antes de salir de la línea del bosque lo invadió un olor rancio y la visión que llegó a sus ojos lo shockeó. Un montón de humanos muertos, junto a unas criaturas del tamaño de enanos. Los únicos en pie eran Thadeous, Almeric y Cesamir.

lunes, 4 de febrero de 2019

Tal'Dorei - Sesión 05 (23-12-18)

En busca de Rhintar



-Nox… Nox…
Una voz áspera hizo eco en la oscuridad mental del inconsciente minotauro. 
-¡Levántate!
El grito trajo consigo un dolor agudo que provino del interior de su cuerpo, sintió su piel arder y recordó que aun esta en batalla. Trato de invocar su arma pero fue en vano, ya no estaba frente al árbol que creció del alma enferma de un vampiro, estaba en su hogar entre las montañas. 
Sorprendido miró el cielo que alguna vez fue azul convertido en negro.
-¡Nox!
Por las praderas hechas desierto corrían hacia ningún lado sus hermanos, de cuerpos enormes y ojos inyectados en sangre que se despedazan entre ellos. 
Sintió en su propia carne el odio y el horrible olor a pelo quemado lo mareo. 
-Ese es el final que te espera a ti y a los tuyos si te rendís ahora… 
Escucha otra vez la voz que le resultó conocida y ve como los pocos minotauros que aún quedan en pie vomitas gusanos y sangre. 
El miedo se apoderó de él.
-Así que ponte de pie, esto es solo un pequeño paso hacia la corrupción que siento correr dentro de ti. El destino de tu pueblo es tu causa. Así que levántate… Ghraam ¡Tu señor, así lo exijo!
Nox abrió los ojos y los esbirros, mitad sombras y mitad deseos se esfumaron entre el humo que cubría la cueva. Alrededor como en la muerte era todo cenizas. 
A un costado Niquo y Pavel intentaban recuperar el aire, le cuentan a su compañero que fue una victoria a medias, que con el fuego también desapareció Darrath. 
-El destino de tu pueblo es tu causa.
Siguió escuchando desde algún lado... -Nox... se levantó y sin decir una palabra de un hachazo le desprendió la cabeza del cuerpo al extranjero. Tal vez así se calle. 

Con el peligro aniquilado decidieron terminar de recorrer las ruinas en busca de mas tesoros o información pero sin existo, el pasado estaba enterrado como lo interesante del lugar. Mas allá de algunos goblins salvajes o luces con formas de dragones que hablan de historias terminadas, la zona perdió todo su atractivo, los enemigos estaban derrotados. 
Era momento de volver pero antes necesitaban descansar, fue un día largo que trajo consigo muchas heridas. Buscaron un rincón seguro y como de costumbre se turnaron para dormir, el primero en tocarle hacer guardia fue a Niquo.
Muchas cosas pasaban por su cabeza pero algo en particular lo envolvía en melancolía, extrañaba las risas picaras de sus hijos, la voz dulce de su mujer, las noches después de cenar en su estudio, la cama, hasta al perrito Popito.
-¿Qué hago acá? 
Se preguntó. 
-Esta no es la vida que había construido, las aventuras son para los héroes, no para mí. Ya estoy viejo, me duelen los huesos, las piernas. Tengo sueño, hambre…
Se lamentaba Niquo en soledad hasta que desde un rincón escucho. 
-Thesekar…
Presto atención y las sombras se volvieron nítidas. 
-¡Mirador!
Era la voz inconfundible de Darrath. 
Respiro aliviado Niquo, estaba vivo.
-Darrath se va y vuelve. Darrath ve y cuenta. 
Continuó diciendo el lizardfolk, sus ojos parecían afiebrados.
-Darrath ve calma en tu espíritu, mirador. Darrath conoce que mirador busca lejos. Darrath igual; camina lejos. Se esconde más allá del pozo que no termina.
Por más que lo intentaba se le hacía difícil entender al enano. 
-Mirador debe saber que Darrath se esconde de otros ojos que miran. Muchos ojos que caminan, lento y rápido. Ojos que salen sin límites de Isla de fuego. Ojos igual a los ojos de martillo de fuego. Mirador debe saber. Escudo debe saber.
Sin dejar que Niquo pueda preguntar se da media vuelta y desaparece convirtiéndose otra vez en sombras.
-Darrath debe irse y debe volver por pequeño dragón frío.


Fue lo último que se escuchó desde la otra habitación. 
La noche pasó sin más novedades, de lo único que se hablo fue de la visita del compañero y las extrañas palabras que dijo. 
Aunque Nox buscara entre los rincones alguien con quien pelear, la subida por las lianas y llegada al asentamiento kobold fue en paz. Ahí fueron recibidos por el guerrero Mipo que rodeado de hermanos se seguía vanagloriando por victorias ajenas pero eso no molestaba al grupo, todo lo contrario les causaba simpatía. 
“Todo pueblo necesita un héroe.” Pensó el minotauro y se acerco a entregarle la cabeza del extranjero, mayor culpable del infortunio kobold.    
-Te olvidaste de esto pequeño. ¡Sin tu valentía todavía estarían en guerra con los goblins!
Dijo Nox serio y los ojos de Mipo se agrandaron hasta convertirse en dos esferas brillantes. Miró a sus hermanos, estos lo miraron a él y sin que tenga oportunidad de hablar ya era llevado en alzas ante Yusdrayl al grito de “¡Mipo! ¡Mipo! ¡Mipo!” Los ídolos también nacen entre mentiras.
Al quedar en silencio la habitación el grupo noto que no estaba solo, el “pequeño dragon frio” los observaba desde su jaula. Estaba apagado, serio, poco se podía ver del ser legendario que algún día se convertiría.  Niquo recordó las palabras de Darrath y no se contuvo en acercarse hablar, sentía culpa, ellos eran los responsable  de que el dragón perdiera su libertad.
-Nosotros te pusimos detrás de esos barrotes y nosotros te sacaremos. ¿Confías en nosotros?
Preguntó Niquo pero el dragón los recordaba bien, no eran personas honestas para él. Por las buenas nunca aceptaría ayuda así que el enano uso de su magia para que lo vea como un amigo, un cómplice. 
-Usa tu poder para congelar el metal que Nox los romperá. ¡Pero es ahora que los kobols están distraídos! 
El plan salió a la perfección, el dragón uso su aliento  y el minotauro su fuerza. Lograron escapan sin vistos. 
El animal volador uso sus alas para perderse en el cielo y el grupo sus piernas para internarse otra vez en el bosque, esta vez con la conciencia limpia.
Era momento de continuar con el plan, llevar la carta de la Logia de Estrellas Divinas para Rhintar. Debían ir hacia el telescopio. El problema es que por la persecución y pelea contra los goblins se habían perdido, el camino estaba lejos y no sabían cómo volver. Niquo intentó guiarse por las estrellas pero al ser todavía de día se le dificultaba.
-¡Es por allá!
Dijo confiado sin saber que estaban yendo hacia otro peligro.
Perdidos llegaron a las puertas de un antiguo y abandonado cementerio que de enormes muros separaba a los vivos de los muertos.
-Demos la vuelta mejor…
Dijo el enano asustado mientras miraba para todos lados.
-No hace falta, rompamos las puertas y atravesémoslo.
Nox parecía excitado, hacia mucho que no invocaba su arma, medio día, y esta parecía una buena oportunidad. Deseaba que algún cuerpo se levante de su descanso eterno con el único propósito de volver a enterrarlo. Pavel también estaba decidido a entrar, no veía peligro en hacerlo, estaba acostumbrado a la adrenalina como un buen héroe. 
Otra vez de un golpe rompieron las cerraduras y entraron al cementerio. Primero Nox, segundo Pavel y tercero Niquo abrazado a la pierna del semi orco. 
En el medio de la travesía, entre mausoleos y nichos con leyendas en un idioma antiguo, ven más cerca de lo deseado un esqueleto. Este estaba sentado sobre un mármol gris rodeado de vegetación que crecía alrededor de la tumba. 

-¡No deberían estar acá!
Gritó y flotando en la túnica negra que lo cubría fue directo hacia ellos. 
El pequeño mago no dudó en correr, no quería estar ahí, menos pelear contra un no-muerto. Comprendía que era un lugar sagrado y es mejor no romper la paz que trae consigo la muerte. En cambio el brujo levantó su arma que se formó de un fuego rojo y salió despedido a embestirlo, quería enfrentarlo, probar su poder. 
Pavel también decidió pelear, dejar a Nox sería peligroso pensó. Pero al intentar cargar su arco se tambaleo, vio todo borroso, como la imagen que sus ojos captaban se difumina y apareció arriba de un árbol a las afueras del cementerio. El esqueleto en un movimiento de huesos lo había provocado sin que el semi orco se dé cuenta. 

Quedó solo Nox adentro que atacó y pegó como sólo él pega; enérgico y conciso. La túnica negra se desgarro y los huesos sonaron al romperse.
-¡Necio, no debes estar aquí!
Volvió a gritar el esqueleto que usando el mismo hechizo otra vez logro deshacerse del minotauro al teletrasportarlo fuera junto a Pavel. 
Sin cruzar palabras con sus compañeros, que ya habían decidido dejar el cementerio atrás y seguir en la búsqueda de la ruta, Nox gritó al cielo y lleno de bronca entró corriendo a terminar lo que había empezado.

Otro golpe alcanzó, nada más. El esqueleto quedo hecho astillas entre las tumbas y el minotauro feliz, en paz consigo mismo, salió despacio caminando por donde había entrado.
-Ahora sí, sigamos nuestro viaje.
Dijo con voz pasiva a sus compañeros y rió complacido. Había vuelto a ganar y eso le daba confianza. Esta vez fue él quien los guió por el bosque y como esperaba lo hizo bien. 
Una vez que lograron encontrar el camino hacia las Minas de Mordoon deciden recorrerlo entre los árboles, ser vistos sin tener noticias de lo sucedido en el pueblo puede ser peligroso, razonaron. 
-¿Quién sabe? Tal vez nos sigan buscando.
Dijo el enano y el resto entendió. 
Así caminaron por horas ocultos entre troncos y raíces hasta que llegaron a ver a lo lejos como se acercaba una carreta, un chófer y dos guardias custodiaban varias cajas cerradas. 
-Vienen de la mina.
Concluyo Pavel observando las ropas de los escoltas.
-No es necesario que mueran, solamente están haciendo su trabajo.
Se adelanto a decir Niquo imaginando como seria si a él lo asesinaran mientras escribía en su escritorio, le desagradaba la idea. Pero de la boca del minotauro ya se asoma una espuma espesa y blanca.
Mientras discutían que hacer, Pavel tenso su arco y disparo, el silbido de la flecha termino dentro del cráneo del chófer desatando el caos. Al notar que ya no había palabras que lo detuvieran Nox se abalanzó  entre los árboles y salió al ataque. Fue un combate difícil donde la diferencia la hizo la oscuridad mágica del brujo. El grupo logro quedarse con el vehículo y así volver su camino menos cansador. 
Pasaron dos días en la ruta donde entre charlas para matar el tiempo Pavel se abrió hacia su pequeño compañero contándole un poco más de su vida. El semiorco era más joven que sus otros diez hermanos. Su padre había sido esclavizado o aprisionado, era muy chico y no recuerda. Contó como se entrenó y como tuvo que luchar siempre por lo que quiere. Incluso dio detalles sobre la relación que lleva con su actual esposa...
Lo primero que vieron al final del camino fue la mina de donde provenía la carga de minerales que llevaban. Para evitar más problemas decidieron doblar directo hacia el gigante telescopio, al que a esa altura del trayecto se le veía el lente; redondo y brillante a la luz del día.
Desde que tomaron ese estrecho camino hasta que llegaron a su entrada no vieron ni sintieron a nadie, un silencio peligroso brotaba desde su interior. Por esa razón con cuidado Pavel se paró frente la puerta y llamo con golpes secos, lo hizo reiteradas veces pero no obtuvo respuestas.
-La fuerza es la llave de todas las cerraduras.
Dijo entre dientes Nox que aparto al semi orco y la pateo volándola en pedazos.
Niquo había salido de la ciudad con la información de que hacía tiempo no se sabía nada de Rhintar así que no le llamó la atención ver lo abandonado del lugar. Un grueso polvo cubría los tablones del suelo y los muebles de planta baja, hacía tiempo que ese piso no era transitado. La ansiedad por saber que sucedía era tanta que subieron las escaleras sin revisar o prestar atención a nada. 
Al llegar al primer piso se encontraron con las marcas en el suelo de una explosión, una expansión de cenizas dibujaba un eclipse en el cual las llamas del sol eran negras. Decidieron esquivarlo, si alguna vez sirvió para algo ya había cumplido con ello pensaron. Otra vez eligieron dejar todo en su lugar sin investigar y seguir avanzando.
En el segundo piso, a diferencia del anterior, los esperaba un enorme círculo de sal con la apariencia de una luna llena y junto al dibujo un cadáver… asustado, temiendo que sea un ritual de invocación, todavía no ejecutado, Niquo pateo la sal. 
-¡Es una trampa!
Grito el enano sin saber que su ignorancia la había hecho activar. 
La sal blanca se expandió para luego empezar a elevarse alrededor de él. 
-¡No, es un demonio!
Alertó Pavel y lo empujo hacia un costado. 

Un olor agrio que les hizo dar nauseas nació de la figura que se estaba formando entre el humo y la sal. El demonio estaba decidido a matarlos como probablemente lo hizo con Rhintar, así que empezó a atacarlos sin cortesías. 

Chocaron las hachas con Nox, también volaron las flechas de Pavel. La bestia del abismo utilizó artes oscuras de la magia, incluso levantó el cadáver de Rinthar como zombie para que ataque a Niquo quién utilizó su magia para caminar por las paredes para mantenerse a salvo y desde allí llevado totalmente por el miedo estira la mano y piensa en un lugar seguro, en las estrellas, en lo infinito de lo bello del universo, materializando un choque de moléculas que imantan pedazos de metales alrededor. Vuelan pequeñas tuercas y engranajes, también partes del telescopio como otros aparatos que tenía Rhintar que terminan dándole una forma de pequeña araña que sumó fuerzas contra el demonio. Y a medida que este mostraba sus fuerzas también se le acababan. 



domingo, 3 de febrero de 2019

Blood in Ferelden - Sesión 04 (20-01-19)

Dónde las Águilas Anidan


Thadeous llevaba tiempo ya tres semanas en la antigua fortaleza. Cesamyr y Almeric pasaban el día entrenando en el patio interior y aprovechando la comida gratis aunque apenas veían a Thadeous. Veintitrés días después de haber llegado el mago con el bastón curvado anuncia que sus tareas estaban cumplidas y debían volver a la torre de magos en el lago Calenhad.

Torre del círculo de magos en el lago Calenhad
Los días pasaban. Almeric pasaba los días cumpliendo pequeñas tareas del tablón de recompensas recordando los días luego de la Amber Rage en Southmere junto a Wanda Kovic. Cesamyr pasó sus días yendo, o mejor dicho, huyendo de ciudad en ciudad. Las apuestas no eran lo suyo. Su última emoción la había sentido escoltando a un joven mago del círculo y la torre no se encontraba lejos. Seguro los magos tendrían más dinero a cambio de alguna "tareita"... De sombra seguía sin saberse nada...
Cartel del posada Spoiled Princess
Es así que Cesamyr vuelve al lago Calenhad, a la posada Spoiled Princess dónde encuentra a su viejo compañero Americ. Como si fuese un chiste del Hacedor, pocos días después se anuncia un trabajo para volver a escoltar a Thadeous. Esta vez a un encuentro con el Arl Gallagher Wulff del Arlingo de Colinas Occidentales.

Frostback Mountains
Varios días después Thadeous, Almeric y Cesamyr se encontraban en Elmridge, terminando un almuerzo en El Cuervo Fumador cuando son invitados por un sirviente del mismo Arl Wulff llamado Odras. La misión de Thadeous, aunque no del todo clara para los otros dos, incluía una visita a la famosas bibliotecas del Arl, no que el Arl los visite en medio de la nada. Odras comenta la urgencia del llamado del Arl por lo que acceden a acompañarlo hasta el campamento.

Odras, el emisario del Arl
Odras lleva al grupo al sur, un centenar de guerreros ocupa un campamento en un pequeño valle. Se avecina una batalla. Ingresan al campamento, directo a la tienda más grande dónde un hombre gigante los recibe, el Arl Gallagher Wulff.

Colinas Occidentales
Tras las presentaciones el Arl pone en claro su situación, su hija Izot ha desaparecido al mismo tiempo que debe partir a combatir contra los Darkspawns. Él es un padre, pero también un Arl y tiene responsabilidades con su tierra y su gente. Él y todo hombre que pueda levantar un arma, no dispone de gente que se ocupe de su hija. Por lo que antes de permitir a Thadeous investigar en su biblioteca se ve forzado a solicitar ayuda con este asunto. Izot lleva cuatro días desaparecida, su capa desgarrada fue encontrada en las afueras de mi señorío de invierno junto con varias huellas que se dirigían al oeste, a las Frostback Mountains. Gallagher está convencido que se la llevaron los avvaritas. Si bien el Arl no pudo ver el lugar ya que se encontraba marchando cuando sucedió, dio órdenes de mantener todo en su lugar hasta que alguien pudiese inspeccionar el lugar. Thadeous no duda, por su propia misión o la oportunidad de ganar el favor de la hija del Arl acepta inmediatamente, en ese momento Wulff le entrega documentación que los identifica como sus agentes. 

Tres días de dura cabalgata llevan al grupo al señorío de invierno del Arl Wulff dónde son recibidos por Konwal, fiel sirviente del Arl. Inmediatamente son llevados al lugar de los hechos mientras interrogan a Konwal sobre lo sucedido. Llevan adelante un larga investigación reconociendo las huellas dejadas, inspeccionando el ventisquero dónde encontraron más pistas e interrogando al jefe de la guardia. Además de encontrarse con Berchan, el testarudo hermano menor de Izot, que en la habitación de su hermana les hace notar que falta la túnica favorita de Izot que no sería la que encontraron desgarrada. Berchan también parece poco convencido de que el grupo pueda recuperar a su hermana, y por espiar al niño creen que ha huido sólo para encontrarlo merendando con el mayordomo tras una confusa sucesión de hechos. Todo lleva a la confusión, pues si bien la tela de la túnica encontrada estaba desgarrada no había una sola gota de sangre y encuentran una huellas en la nieve, como si a alguien lo hubiesen llevado arrastrando los talones. Según los dichos del Arl y de Konwal hay dos villas Avvaritas cercanas una hacia el noroeste, pero los exploradores de Arl dicen que están ocupados guerreando con otras tribus y no podrían prescindir de guerreros en pequeñas incursiones como la que debe haber secuestrado a Izot, por lo que la villa hacia el oeste del arlingado debe ser el mejor punto para empezar a buscar.


Dos días más han pasado desde que dejaron atras el señorío de invierno. Las Montañas de la Espalda Helada empiezan a ser cada vez más frías. Se detienen a almorzar y darle un respiro a los caballos cuando Cesamuyr ve una figura moverse en las alturas. Un felino gigante se encuentra al acecho. Tras alertar a los compañeros reciben el ataque del animal ya preparados. A pesar de ser cazadores fuertes e imponentes sólo un tigre no es rival para tres aventureros bien armados y preparados.


La persecución continua y el rastro que venían siguiendo llega a su fin. Encuentran esparcidos los restos de un terrible combate. Hay huellas y manchas de sangre de todo tipo y varios sacos rasgados en las rocas. Encuentran varios bolsos ensangrentados con restos de cadáveres colgando en los alrededores. Dicho descubrimiento perturbador es un rito Avvarita, entregan a los caídos a la Dama de los Cielos. Desde el lugar se alejaban dos grupos de huellas, uno hacía el oeste y otro más pequeño hacia el suroeste. 


El viaje continua. Esta vez los detiene un terrible y espantoso olor. Al salir de la línea de árboles se encuentran con un espantoso escenario. Un montón de cadáveres yacen profanados y mutilados. Por la posición de los cuerpos claramente fueron asesinados mientras corrían. Esos eran simples campesinos. No parecía accionar avvarita. Incluso encuentran el cuerpo de un niño clavado con lanzas al que le cortaron la cabeza y pusieron la de una cabra en su lugar. Por fortuna logran escuchar a las criaturas que se acercan y se esconden para tender una emboscada. Seis Genlocks, engendros tenebrosos, vuelven al lugar que cometieron sus terribles actos. La emboscada es certera y logran acabar con ellos.