Convencidos de que el culto del dragón acechaba en la ciudad y para evitar la situación incómoda con el tabernero por la quema de la habitación de servicio La Orden Monocromática se dirige directamente, bajo la luz de la luna, a la entrada de la torre. Suben el serpenteante caminito de piedra hasta la entrada ignorando el cartel que advertía sobre el peligro de entrar al laberinto de ligustrina.
Aloun toma la posta y comienza a atravesar la vegetación en lo que parece la dirección directa a la torre. Al poco tiempo se dan cuenta que la técnica no funciona: Lem está perdido y la torre parece estar en otra dirección. Comienzan a seguir los caminos hasta llegar a la que sería la primera de muchas encrucijadas.
En la primer encrucijada se encuentran con un reloj solar de bronce sobre un pilote de un metro y medio de altura. Parece funcionar de una manera extraña con la luz de la luna. La sombra de la aguja apunta a un camino de los ocho simétricos, aunque la sombra, según la posición de la luna que alumbra no corresponda con esa indicación. La luz en el escudo de Rosleaw sólo opaca toda sombra en el reloj. Deciden avanzar por el camino indicado no sin que antes Aloun deje una indicación en el sendero por el que se van. Siguen avanzando por el laberinto sólo para llegar a la misma encrucijada, o una exactamente igual, sólo que la marca de Aloun no se encuentra y ahora, extrañamente, el reloj proyecta dos sombras. Intentan varias técnicas para vencer al laberinto: Fahir se queda en el lugar mientras el grupo avanza por un camino para luego volver al mismo lugar, Nethras invoca un familiar volador con el que pierde conexión al desaparecer cuando supera la altura de la ligustrina, luego él intentar levitar sobre el nivel de las ligustrinas y es teleportado al exterior del laberinto, siguiendo las indicaciones de los relojes encuentra rápidamente al grupo. Deciden que lo mejor es avanzar todos juntos por el camino que queda entre los dos caminos señalados por las sombras. Llegan a la misma encrucijada, o la tercera con un par de sombras similar a la anterior y una tercer apuntando exactamente de forma opuesta al medio de las otras dos.Deciden avanzar por el camino que señala la tercer sombra.
Gordon |
Luego de vagar por el lugar llegan a un extraño laberinto de ligustrinas rectas, distintas a las curvas que describen el resto del complejo que forma un círculo alrededor de la torre. Dentro de este laberinto son atacados por un Gorgon tras otro, mágicos toros con un exoesqueleto de placas de metal que van desde casi negro hasta plateado y cuyo aliento puede convertir en piedra a sus enemigos. Lamentablemente Naia descubre este poder, primero sus músculos se entumecen de forma antinatural, luego ella toda se vuelve piedra.
Al ver que no pueden salir del laberinto de paredes rectas, que los Gorgones son infinitos y que sus fuerzas y recursos se van gastando, además de que Naia es ahora una estatua investigan el extraño brillo que Nethras vio entre el humo del aliento del monstruo. Encuentran una pequeña gema que abre un camino la pared límite del laberinto. El Gorgon no los persigue más allá de esa pared. Con un hechizo de levitar y una soga llevan a Naia como si fuese un globo.... hasta volver a exactamente la misma encrucijada anterior. Utilizando ésta misma magia, ya que Rosleaw se ve imposibilitado de llamar a Reny, hacen que la estatua se eleve de forma que es transportada al exterior del laberinto. Allí es encontrada por Lem, que habría sido expulsado al intentar sobrevolar como elemental de aire el lugar. Utiliza uno de sus hechizos más poderosos para recuperar a Naia y vuelven a entrar al laberinto en busca de su grupo.
Tras debatir un rato avanzan por otro camino. Llegan a un extraño patio con una pileta de agua súper turbia, un granate flota a un pie del centro del agua.
Cuándo Rosleaw mete su bastón para tantear el agua un enjambre de Chulls, criaturas protectoras prehistóricas emergen del fondo del agua y concentran sus ataques en el Paladín y en Aloun.
Chull emergiendo del agua |
Por fortuna, la magia de ilusión de Fhair las hipnotiza y Aloun utiliza sus alas de dragón para atravesar la fuente de lado a lado obteniendo el granate y llegando al otro lado. Todos rodean la pileta mientras los monstruos están estupefactos. Siguen vagando por el laberinto. Vuelven al mismo reloj.
Chull |
Elijen otro camino, terminan encontrando a dos gigantes ciclopes pastores con un montón de ovejas que toscamente desafían a La Orden Monocromática a una competencia de lanzamiento de piedras que Netrhas gana usando su magia de levitar. Los gigantes se ven convencidos del poder del elfo y los dejan pasar. Fahir aprovecha a llevarse una oveja a la que protegerá de los males del mundo.
Cíclope |
Vuelven al mismo reloj y esta vez elijen el camino indicado entre las dos sombras y opuesto a la tercera para llegar al reloj más desconcertante hasta el momento: cuatro sombras forman un X y comienzan a girar desafiando aún más las leyes de la física hasta que por su velocidad dejan de ser invisibles, Ya desconcertados elijen el camino justo al lado del que los trajo hasta este reloj. Tras una hora quizá en el laberinto llegan a un extraño pasaje flanqueado por gigantes flores. En el centro de una de las flores Aloun ve una perla que intenta tomar, las plantas cobran vida y comienzan a atacar.
Flores asesinas |
Rosleaw utiliza su magia para calmar a la mayoría de las plantas y avanzan hasta el otro extremo para adentrarse de nuevo en el laberinto. Dos horas más tarde vuelven a aparecer en el pasillo. Esta vez dan pelea a las plantas que no caen bajo la magia de Silvanus, toman la perla que queda en el cadaver y vuelven al laberinto. Una hora después llegan de nuevo al reloj. A esta altura ya comprenden que el tiempo y el espacio no funcionan de la misma forma en el laberinto: lo que para uno es una hora para otro serán 2 u 8 horas o un día, si la torre se encontraba a sus espaldas un momento, al siguiente estará a su izquierda, o derecha.
De nuevo en el reloj Fahir se sube al reloj tras volver a ver el efecto giratorio en el reloj para desaparecer como chupado por el reloj, entregados a la magia y voluntad del laberinto uno a uno van haciendo lo mismo sólo para llegar a un quinto reloj al ser trasportados mágicamente por el anterior reloj. Ahora hay ocho sombras. Cada una apuntando a un posible camino.
Toman el que parece dirigirse a la torre. Llegan a un patio dónde seis armaduras parecen proteger la salida al otro extremo. Como suponen, las armaduras cobran vida y se desata el combate.
Cada armadura parece rearmarse luego de caer, por lo que deciden escapar y reorganizarse.
Armadura animada |