Alkrom se pasa los dos días que sus compañeros investigan los alrededores consultando abiertamente a los servidores del senador, sin obtener muchas respuestas o pistas. En la noche un viejo granjero de Vildeen se acerca a la habitación del enano. Sospecha de un grupo de incursores que merodea por el desierto cercano, seguro un profanador los lidera.
Con esta información el grupo solicita a Hanfros que simule su expulsión a la mañana siguiente. A pesar de negarse en primera instancia, por razones de seguridad, accede a comentarles la ubicación de una entrada secreta a unos pocos kilómetros al nordeste bajo una formación rocosa con forma de inix.
A la mañana siguiente un grupo de semigigantes enviados por Hanfros los intercepta en el patio, frente a todos los servidores de Vildeen. Los expulsan por la fuerza, la habilidad de Coconan para generar un espectáculo con violencia hace creer a todos que son echados en verdad.
Sin perder tiempo comienzan a avanzar en la dirección indicada. Athas no perdona, mientras caminan al borde de un risco son atacados por Profanadores Malditos, almas condenadas de profanadores antiguos, controlados seguramente por algún profanador cercano.
Cada una de estas criaturas, que suman casi media docena, está envuelta en una profana neblina de arena que imposibilita atacarlas con precisión, además de generar daños al estallar. Sus toques drenadores son nefastos y dañan la misma energía vital de los aventureros. El combate parece casi perdido. Eriana utiliza su Voluntad para tomar elevarse en los cielos como un hombre buitre y a lo lejos, siguiendo los gritos de Alkrom que le avisaban sobre un grupo a lo lejos, sale volando en esa dirección. Dos figuras en túnicas parecen liderar media docena de guerreros. El contingente huye al ver a Eriana volando hacia ellos, pero la velocidad de vuelo de la semielfa es superior y llega revoleando un Chatkcha que Coconan le dio. Al recibir el impacto, en el otro extremo del lío los entes profanados restantes se vuelven polvo y la otra figura en túnica utiliza algún poder para borrar de la vista de Eriana al grupo entero.
Teniendo a la vista la formación con forma de inix avanzan velozmente con la esperanza de poder descansar. Logran hacerlo a la entrada de la cueva.
Como toda caverna o refugio en Athas, la cueva estaba custodiada, bajo tierra en la entrada de la caverna un wyrm de arena utiliza sus cuernos para simular ser las costillas de una criatura enterrada y con ellos apresa a Coconan y Alkrom. Se desata un combate intenso. La bestia utiliza el veneno de su cola para paralizar al imponente Gladiador que le había partido los cuernos y algunas partes internas. El trabajo en equipo, unos cuántos porrazos imbuidos en espíritus de la tierra por parte de Kivi y los superiores poderes de dwarven resilience de los enanos terminan con la vida del depredador.
Arrastran a Coconan al interior para refugiarse y descansan de manera de poder continuar, sabiendo, según lo que investigó Kivi, que Cocoanan pronto volvería a recuperar la movilidad. Además Eriana logra extraer algunas dosis del veneno.
Mientras Coconan se recupera y Alkrom lo cuida, Kivi y Eriana comienzan a avanzar por el túnel central. Las distintas ramificaciones vuelven a este túnel o dan a caminos antaño derrumbados. Menos uno. Bajando por una escalera manufacturada llegar a una antiquísima puerta de piedra que Kivi logra abrir al moldear el marco dando más luz a la puerta. En su interior las ruinas de una antigua forja. Inmediatamente de las sombras se forma la figura gris de un enano sin piel con los ojos prendidos fuegos. Kivi lo reconoce enseguida, un Banshee, el espíritu de un enano que no consiguió completar su Foco. Antes de que Eriana ataque su compañero lo detiene y consigue hablar con el espíritu.
Enano Banshee sin piel |
Kivi miente diciendo que Alkrom, su compañero, es el séptimo hijo de un séptimo hijo y que él podría terminar el foco. El banshee les muestra un taller que rodea un maniquí con una armadura sin terminar. Alkrom es llamado y se toma un par de horas largas para terminar el casco, la pieza faltante de la armadura de metal que dominaba el lugar.
Cuando el clérigo coloca el casco en posición el banshee se vuelve cenizas.
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