Creen que las amenazas en el zigurat que forzaban a los salvajes a viajar al sur en busca de comida habían terminado. Así que más tranquilos exploran las ruinas en busca de tesoros o algún tesoro perdido. Lo primer que encuentran es una pareja de arañas gigantes en una habitación abandonada que despachan rápidamente a los golpes.
Continúan explorando la parte norte de la pirámide. Encuentran otra entrada, parece más transitada y tiene dibujos burdos que parecen describir una especie de ritual profano dónde los hombres bestia consiguen poder sacrificando humanos. Algo perturbados avanzan a la siguiente habitación y Henry es víctima del ataque de un green slime, criaturas viscosas sin mente que esperan en los techos de lugares húmedos y abandonados para caer sobre su próxima presa.
Por fortuna el limo cae sobre su brazo, provocando sólo quemaduras menores, Henry es rápido y lo destruye con su antorcha. Asqueados por la criatura siguen recorriendo los pasillos, lo primero que encuentran es una escalera inundada, presumen que conecta con la fuente que ya habían encontrado, pero deciden no indagar, el agua turbia parece peligrosa.
En la esquina más recóndita del zigurat encuentra una suerte de habitación medianamente pulcra, todo indicaría que allí residía un humano y no un hombre bestia. Rundy toma algunos papeles extraños para analizarlos luego, parecen estar escritos en enano antiguo.
La habitación también posee una escalera similar a la anterior, pero no está inundada. Bajan unos cuantos minutos hasta un túnel recto que termina en un vacío con un puente que da a un extraño templo en la caverna.
La figura encapuchada canta salmos nefastos en un altar mientras el grupo avanza con sigilo y convencidos de que deben evitar lo que sea que esté pasando atacan al mago justo cuando termina el ritual. Mientras dan los primeros golpes del fondo del vacío las pilas de esqueletos toman forma y una decena de cuerpos sin piernas trepa y comienza a atacar al grupo, sin mencionar uno mucho más grande que un humano prendido fuego que inclina la balanza.
Aunque logran matar al necromante rápidamente y los esqueletos mohosos no son problema, el gigante es un rival difícil y tienen que huir por sus vidas mientras sus flamas iluminan el todo el templo.
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