El ruido de la llovizna vuelve a dominar. Cesamyr encuentra unas cuantas huellas, parecen humanas. Mientras investigan las huellas escuchan el ruido de una ventana cerrarse en un primer piso. Es el mismo Cesamyr el que se cuela por una ventana.
Josef, el peletero |
Cesamyr encuentra a un herido, Josef el peletero. De él aprende que los invasores vinieron por el bosque neblinoso. Rudolf cortó la cuerda de la barca pero aún así pudieron cruzar por la baja profundidad del vado. También que fue atacado por Hanz, el carpintero y fue salvado por Karl, un vigilante moribundo. Ambos yacían muertos en el exterior en posiciones que coincidían con el relato del peletero.
La pierna de Josef estaba destrozada por el ataque de Hanz, el olor horrible de los rabiosos ya se mezclaba con el del cuero. Cesamyr mata rápidamente y sin dolor a Josef. Luego junto a Almeric lo arrojan por la ventana para poder usar su hogar como refugio y poder dormir unas horas. No haber dormido de noche empezaba a reclamar su costo. Tadeous se pone a preparar algo de comer mientras los demás cubren las ventanas con cuero a modo de cortinas para esconder su ubicación.
Tras descansar se encuentran con el siguiente inconveniente, sin la barca deben atravesar el Río Sudrand. Cesamyr y Tadeous deciden cruzar primero con una soga aguantando el empuje de la corriente y guiados por las cañas que sobresalen del agua e indican los límites de las zonas poco profundas. Una vez atada la soga el resto del grupo logra pasar aferrados a ésta y asegurándose de que los caballos no tropiecen.
Branik, el trampero |
La Espesura Korcari los recibe con un camino intrincado y un poco complicado para los caballos. Para su suerte no tardan en encontrar el campamento de Branik, un trampero que regresa junto a su sabuesos wofun llamados Bog e Ipa. El cazador los invita a compartir algo de la carne de su presa que se encontraba cocinando en el momento además de adelantarles lo que les esperaba más adelante: un camino aún más difícil para los caballos y la aldea de Dosov, aunque no sabe mucho sobre los últimos sucesos más al norte.
Con energías recargadas comienzan el siguiente día de viaje, pero no con mucha calma. Son emboscados por un grupo Chasind.
Salvajes Chasind |
Es un combate duro. Logran salir victoriosos sólo utilizando algo de cobertura y los caballos como escudo entorpeciendo los ataques de los salvajes.
Si detenerse a descansar continúan avanzando siguiendo al cuervo que efectivamente los guía hasta llegar a la aldea de Dosov.
Aldea de Dosov |
En el pueblo son recibidos por Baba Zorya, quién los recibe desde un salón abierto al exterior en forma de balcón y parece tener muchas ganas de realizar algún tipo de trato comercial. Una vez todos allí se dedica a hablar sólo con Tadeous negándose incluso a intercambiar palabras con los demás a quién considera súbditos de Tadeous y deben limitarse a contemplar la negociación. Incluso reta a Tadeous a una competencia de bebida para consumir su vino silvestre.
Sin mucho tiempo para desperdiciar deciden dejar la aldea y continuar velozmente siguiendo al cuervo.
Ya entrados en una zona pantanosa encuentran un pequeño árbol en un terreno de tierra dónde el cuervo se posa para luego morir y caer al suelo. Habían encontrado el lugar.
A duras penas recuerdan el procedimiento que la vieja Stoyanka les había enseñado. Hierven algo de agua y dentro echan el hediondo contenido de uno de los paquetes de la vieja. El olor no tarda en atraer a un cangrejo gigante en busca de alimento. Obviamente no pueden permitir que el animal se coma el contenido del caldero así que pelean con uñas y dientes contra la bestia, cortándole ambas pinzas antes de que éste escape.
Duendes de Fuego |
Luego de un largo rato se hacen presentes los duendes de fuego junto al caldero, danzando en el aire y cantando. El perturbador canto se mete en la psiquis de los aventureros, Sombra comienza a tener depresivos recuerdos de su elfería y Almeric comienza a creer que todo fue en vano y está todo perdido. Estos pensamientos invaden sus corazones.
La danza sigue por unos minutos antes de que las pequeñas criaturas comiencen a perderse en el bosque nuevamente dejando atrás el contenido del caldero. Sin intención de bajar los brazos Tadeous y Cesamyr convencen a los otros dos de seguir los cánticos y las luces. No deben perder la esperanza.
Siguiendo los rastros lumínicos y sonoros de los duendes y gritándose entre ellos para guiarse cuando uno tropieza logran llegar hasta la entrada del refugio de los duendes.
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