3 de Fifthover, Año Libre 4
Recordaban la charla con Korgunard mientras daban un último vistazo al valle de Desverendi. Sanados y con las raciones y agua recargados volvían a adentrarse en el peligroso desierto. Los baldíos rocosos les permiten viajar más horas al transitar sus cañones protegidos del tirano sol carmesí. Sin embargo viajar más hora se convierte en una necesidad más que un privilegio. Los serpenteantes caminos no siempre van en la dirección correcta y las monturas no pueden transitar por cualquier recoveco que el terreno pedregoso ofrece. Deben viajar más horas para compensar el tiempo perdido al tomar una curva equivocada o seleccionar un camino más largo pero transitable por los kanks.
4 de Fifthover, Año Libre 4
A medida que avanzan comienzan a notar que las poca vegetación que crece en este condenado lugar presenta una pigmentación violeta. Kivi, preocupado por el entorno natural, decide detener la caravana unos instantes a analizar el hallazgo. Llega a la conclusión de que debía ser algo en las napas de agua mientras Hukaa corta con mucho cuidado algunas hojas y se las da al kank de Coconan. No conforme, Kivi vuelve a usar el poder de su bastón mágico para comunicarse con las plantas del entorno confirmando que algo raro sucedía, las plantas se encontraban en un estado de exaltación, comparable al de un borracho de la ciudad. Esto se confirma cuando minutos después el kank de gladiador comienza a actuar de forma extraña intentando tumbarlo o volcarlo. Deciden dejar al kank a su suerte. El animal es encontrado una hora después muerto, con las bolsas de miel pintadas y siendo consumidas por pequeños lagartos.
Con la situación del kank atrás no tienen otra opción que seguir. Pero no hay viaje tranquilo en Athas. Las finísimas telarañas de cristal de dos insectos gigantes los apresan al tiempo que cortan su carne. Tienen unos segundos para intentar liberarse antes de que se hagan presentes ambas bestias.
Habiendo ya enfrentado a una de estas alimañas en el desierto arenoso Coconan nota que pelean de forma más salvaje, no como la experta cazadora que encontraron en las dunas de arena años atrás. El gladiador es apresado por un disparo certero de telaraña y le lleva unos segundos liberarse mientras el combate sigue. Finalmente se libera acercando a fuerza de espadazos el final del combate.
Deciden hacer un descanso antes de seguir para recuperar fuerzas y Kivi aprovecha para realizar rituales para conectarse con los espíritus de la tierra y así determina que el líquido que torna violeta las plantas se encuentra en una gruta subterránea a la que logra acceder creando mágicamente un pozo hasta la gigante caverna.
Mientras el enano planea cómo descender Coconan no pierde tiempo y ata su cuerda de pelo de gigante a una roca y comienza a bajar. Al salir del pozo y quedar colgando en un espacio abierto intenta llamar a Fenixin para iluminar la oscura cuerva pero el escudo se cae al agua, acto seguido se lanza de cabeza tras el valioso objeto zambulléndose en el agua pero sin dar con el escudo. Kivi es el segundo en bajar utilizando su magia para caminar por las paredes como una araña. Hukaa utiliza el Sendero para hacer que su cuerpo pese sólo una fracción del peso real bajando suavemente hasta poder incluso caminar sobre el agua.
Kivi avanza hasta el final de la cueva, no muy lejos, y de la pared comienza a crear una superficie sobre la que sus compañeros puedan caminar sin sumergirse en la oscura y turbia agua. Al aproximarse con su estructura Doro comienza a bajar por la cuerda de Coconan, pero es en ese momento que la halfling grita que algo la intentó atacar mentalmente. El gladiador por su parte no resiste el ataque y una voz en su cabeza le orden matar al enano. Obligado por la orden toma del pie al enano e intenta ahogarlo, pero advertido por el grito de Doro, Kivi se resiste. Acto seguido se hacen presente dos criaturas grotescas desde el fondo del agua.
Dos bestias acuáticas surgen del fondo del agua rodeados por una agua espesa y mocosa. Dominan mentalmente a Coconan mientras atacan con sus tentáculos al resto. El gladiador es atacado mentalmente aún estando controlado, Doro utiliza su arco con máxima eficiencia, Kivi se transforma en un lagarto acuático gigante. Coconan rompe la dominación y desde el agua ataca con Condenadora.
Todo esto sumado a que Hukaa utiliza todo su resto de poder del Sendero para engañar la mente de una de las criaturas haciéndole creer que el daño recibido era enormemente superior hace que puedan liquidar a la primera criatura y la segunda caería al encontrarse en desventaja. Al terminar el combate varios quedan infectados por los ataques de las bestias psiónicas acuáticas por el momento siendo sólo capaces de respirar bajo las violáceas aguas turbias de la gruta.