Escher |
Encontrar a este singular personaje en un lugar tan recóndito del Castillo Ravenloft evidentemente llama la atención del grupo que le dedica una gran cantidad de minutos a interrogarlo o tratar de sacarle alguna información útil. Llegan a la conclusión de que Escher es un vampiro y, por lo tanto, mucho más anciano de lo que aparenta. Además dice ser un compañero de Strahd aunque últimamente este le prestase poca atención alertándolo y haciendo que Escher tema por ser encerrado en las catacumbas. Intentan averiguar sobre Ireena ya que evidentemente había llegado entre una y dos semanas atrás al castillo. El vampiro admite haberla visto, que Strahd mostraba mucho interés, pero luego de un día no la volvió a ver. Descansan y se preparan para continuar.
Cuadro de Strahd |
En el rellano, ni bien salir de la sala dónde habían encontrado a Escher, encuentran un cuadro enorme de Strahd y frente a él una enorme alfombra. Al inspeccionar se dan cuenta que ambos objetos son trampas, objetos animados. La figura del vampiro se mueve en el cuadro y lanza un contraconjuro anulando las llamas sagradas de Hess. Freydis y Shatterspike se encargan de hacer pedazos el cuadro. En seguida la alfombra envuelve a Freydis haciendo que ella sufra los golpes que apuntan al objeto animado. Al liberarse la exploradora Galah tiene vía libre para destrozar el pedazo de tela con su espada de luz.
Siguen explorando otra ala del castillo cruzando un siniestro pasillo lleno de estatuas de guerreros con rostros en pena y pánico visibles sólo a la luz de los truenos que se filtra por derrumbe del techo. Varias de esas estatuas parecen pertenecer a la orden de Argynvostholt.
Helga |
Descienden hasta una vieja sala de doncellas dónde encuentran a Helga que confirma la historia de que Tatyana, o Ireena como la conocen, llegó un día y desapareció al siguiente. Tras presionarla e intentar forzarla la sirvienta muestra su verdadera identidad como engendro vampiro llamando a varios de sus aliados que entran por una puerta secreta en la escalera de bajada.
Hess usa Turn Undead |
Hess comienza utilizando el poder de su dios para repeler a los muertos vivos mientras Sariel descarga sus hechizos de rayos sobre los vampiros. A pesar de lanzar poderosos ataques la cantidad de engendros es grande y logran rodear a Wen que se encontraba seguro fuera de la sala de doncellas pero queda acorralado al llegar estos desde la escalera.
Wen es rodeado y mordido |
Siguen luchando incansablemente, incluso Hess es mordido y finalmente logran diezmar a los muertos vivos. Finalmente deciden que, aunque este ahora bañada de sangre, la habitación es suficientemente cómoda y recóndita como para descansar y se turnan para hacer guardia. En su guardia Sariel escucha pasos fuera del pasillo y utiliza su magia para ver qué sucede sin descubrir la posición del grupo abriendo la puerta.
Grande es su sorpresa y pánico al encontrar al mismo Strahd. Intercambian unas palabras y el vampiro intenta dominar la mente de Sariel, pero la maga se resiste e inmediatamente utiliza su magia para desaparecer. Una vez a salvo escucha la risa del vampiro haciendo eco en toda la construcción.
Logran terminar su descanso y recorren algunos rincones inexplorados del castillo antes de comenzar su descenso buscando las catacumbas. En la gran sala comedor encuentran una puerta secreta tras el órgano utilizando la varita mágica de Wen y Sariel utiliza su hechizo de animar objetos para hacer que el enorme instrumento se desplace a sus órdenes. Una vez en el pasillo secreto descubren una inmensa cantidad de espejos. Deducen que Strahd hizo retirar todos los espejos al no poder reflejarse en ellos.
Ahora sí comienzan el descenso. Encuentran una antigua prisión, o algo similar, con restos viejos de algunos desdichados, pero la siguiente habitación les generaría aún mayor incomodidad y repulsión. Llegan a un comedor cuyo mobiliario está completamente hecho de huesos y sobre la arcada de una de las puertas de esta sala el cráneo de algún enorme dragón. Debaten sobre si vale la pena que Hess intente usar su magia de hablar con los muertos suponiendo que se trataba del cráneo de Argynvostholt.
Cyrus Belview |
En un gran pasillo encuentran a Cyrus, un mongrefolk aparentemente encargado de la cocina. No parece muy contento con que los invitados del Señor Strahd vaguen por esos lares e insiste en que suban a la sala de huéspedes pero, obviamente, el grupo se abre paso a una turbia cocina llena de sangre y a una enorme bodega dónde Hess encuentra una grieta hacia una gran escalera para comentárselo luego a Galah en el lenguaje secreto de los ladrones. Finalmente, ya cansado de la intromisión del mongrefolk, Hess mata a Cyrus con un hechizo que pudre su carne y órganos desde dentro.
Tras la siguiente puerta se encuentran en una oficina ocupada por Rahadin, el elfo que los había recibido...
Rahadin |
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