Vuelve a salir el sol
Luego de explorar más criptas en las oscuras catacumbas Freydis encuentra una tumba cerrada dedicada a Ireena Kolyana. Temiendo lo que encontrarían abren la puerta para dar con el cuerpo sin vida de quién debieron haber protegido. Ireena se encontraba sobre un mármol vestida de novia. No lo dudan y Hess utiliza su conjuro para hablar con los muertos.
Preguntan qué pasó desde que la dejaron Krezk. Según relata la cabeza sin vida de Ireena habría sido visitada por Strahd y, utilizando el dominio que ya ejercía sobre ella, la forzó a abandonar la caza del Burgomaestre Dmitri golpeando a su hermano en el camino para ser llevada al castillo de Strahd. Ante las únicas posibilidades de volverse su consorte o un vampiro decidió suicidarse saltando desde una ventana del castillo. Teniendo a su alcance magia capaz de traerla a la vida si aún llevaba poco tiempo muerta Hess hace una segunda pregunta: ¿los ayudaría si estuviese viva? La respuesta es "sí". Wen confirma que, según las preguntas que hicieron a distintos habitantes del castillo, Ireena había llegado hace 8 días aproximadamente, haciendo la resurrección aún posible. Debido al que el conjuro llevaba mucho tiempo y los dejaba expuestos buscan un lugar seguro para que Hess invoque su poderosa magia. El azar o el destino les juegan una mala pasada...
Abren una cripta sin inscripción o epitafio que se encontraba en una posición fácil de defender. Al abrirla ven dos nichos en la pared opuesta a la entrada y una leyenda sobre ellos: "NO PASEN ESTOS PORTALES, ESTÚPIDOS MORTALES". Habiendo encontrado más dispositivos de teletransportación en el castillo deciden que lo mejor es inspeccionar el destino de los portales para no ser sorprendidos... todos atraviesan el portal del nicho al este... todos menos Wen que sigue a Kasimir que, sin mediar palabras, se divide del grupo.
Wen encuentra a Kasimir absorto frente a una tumba murmurando y con la mirada perdida. Al abrir la puerta una fuerte luz y un estruendo los tumba hacia atrás y una imponente mujer elfa de mirada confiada sale de la cripta. Se enfoca primero en Kasimir, era su hermana Patrina y se mostraba dolida al ver que le habían mutilado las orejas a su hermano. No puede disimular su furia ante este hecho. Cruza unas pocas palabras con Wen, quien le pide ayuda contra Strahd cuando Kasimir le advierte que su hermana es muy fuerte. Ella asegura que lo haría con gusto para vengarse de lo que le hizo a su hermano, pero debería preparar sus conjuros antes de intentar cualquier acción hostil.
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Patrina Velikovna
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Patrina se retira a buscar un refugio para poder preparar sus conjuros. Kasimir ha cumplido, su hermana no se encuentra más sufriendo entre la vida y la muerte. Ahora debe dedicarse a ayudar quienes le ayudaron en su gesta, a ese extraño grupo sin el cual hubiese perecido incluso antes de llegar al Templo de Ambar. Con determinación en la mirada promete a Wen ayudarlos y tras un abrazo fraternal corren tras el resto del grupo.
Uno a uno fueron apareciendo en una tumba solitaria. El piso sucio, la tierra removida y el mal inundaban la sala. Galah no pierde tiempo y rápidamente se posiciona junto a la gran palanca que abriría la puerta rastrillo que bloqueaba la salida. El tiempo de incertidumbre y exploración prudente fue suficiente para que Wen y Kasimir los alcancen. Freydis se aproxima al ataúd central. Se ve impoluto. Al aproximar sus manos a la tapa de entre la tierra removida se alzan tres de las novias de Strahd con un chillido ensordecedor.
Antes de poder reaccionar la tapa del ataúd sale volando estrellándose con un estruendo contra el techo provocando una pequeña lluvia de astillas.
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Strahd se alza de su ataúd
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La situación es crítica, Strahd se encontraba en su guarida protegido por sus tres novias engendros y el grupo estaba ya desgastado. Galah lanza su hechizo de oscuridad esperando poder huir. Tira de la palanca abriendo la puerta rastrillo, pero al huir cae en una de las trampas teletransportadoras que la llevan directo al cofre de uno de los tumularios que por fortuna ya habían liquidado. Pero tardará en volver a escena. En su reemplazo, sin embargo, aparece Mordenkainen, quien fuese el mago loco del Monte Baratok cumpliendo su promesa de ayudar con poderosos conjuros mágicos.
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Cono de frío de Kasimir contra los vampiros
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Kasimir, sin nada que perder comienza a lanzar su cono de frío. En la oscuridad los ataques de los engendros son erráticos. Ante la repentina situación Freydis no duda en consumir las gemas de su yelmo de la brillantez para lanzar sus rayos prismáticos golpeando dos veces a Strahd y causando daño a los engendros. Hess comienza a lanzar curaciones a Kasimir y Wen que ya se encuentran dañados. Previendo la dura batalla Wen lanza su Armadura de Agathys para protegerse de los ataques del vampiro.
Volviendo del recinto de los tumularios Galah se frena, la montura de Strahd, una imponente Pesadilla se acercaba volando a toda velocidad a la tumba de su jinete. Strahd, confiado intenta lanza un conjuro sobre Freydis, pero Kasimir lanza un contraconjuro evitándolo y desatando la furia y odio en él. Utilizando los poderes de sus dominios Strahd ordena a la sombra de Freydis a desprenderse de ella y atacar, aunque la guerrera la destruye de dos espadazos antes de recibir cualquier ataque. A medida que los vampiro avanzan y comienzan a acorralar al grupo Hess lanza su hechizo de guardianes espirituales haciendo que esa presión se convierta en desgaste para ellos. Strahd queda relegado en un rincón lanzando hechizos. Wen utiliza su bastón para encerrar físicamente Strahd y dos de sus consortes en una semiesfera mientras Sariel lanza sus rayos sobre la Pesadilla.
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Beucephalus, la pesadilla de Strahd |
Galah ve su vía de retorno bloqueada por la pesadilla, además de sospechar de que habrían más trampas teletransportadoras. Vuelve a ingresar a la tumba de Strahd por el mismo portal que lo hizo anteriormente. Strahd, por su parte comienza a lanzar poderosas bolas de fuego sobre el grupo sin importarle destrozar así a una de sus consortes. Freydis logra sobrevivir gracias a la resistencia de su yelmo. Kasimir entiende la estrategia de Wen y lanza una bola de fuego dentro de la esfera de cristal de Wen dañando a los vampiros y creando una barrera de aire congelado y extremadamente dañino, evitando que se desplacen libremente. Freydis lanza un hechizo de espinas que no podrá mantener mucho por la constante presión de Strahd. Cae una lluvia de conjuros sobre el vampiro, una tormenta de hielo de Wen, un hechizo ralentizador de Sariel, un cono de frío de Mordenkainen a lo que el vampiro responde con un conjuro de plaga sobre Freydis haciendo que se pudra por dentro debilitándola fuertemente. Kasimir descarga otra tormenta de hielo sobre Strahd.
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Wen lanza Hacer Añicos
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Viendo las heridas de sus compañeros e intentando aumentar las posibilidades de supervivencia Hess lanza unas palabras curativas a todo su grupo recuperando sus heridas sólo para que un instante después Wen lance su hechizo de hacer añicos destruyendo, finalmente, la forma física de Strahd. Dónde hubiese estado su cuerpo aparece una nube gaseosa que vuelve a su refugio, que para su desgracia, es el ataúd a sólo unos metros. Allí se materializa el cuerpo del vampiro en recuperación. Es fácil para Galah atravesar su corazón con la espada que otrora fuera de Sergei.
Strahd no puede ocultar su sorpresa mientras la muerte lo lleva al abismo negro. La sorpresa se convierte en rabia, y los cimientos de Ravenloft tiemblan con furia, sacudiendo el polvo del techo de la tumba del vampiro. Los estremecimientos disminuyen tal como el odio encendido de Strahd se desvanece, sustituido por fin con un gesto de alivio. Los orbes oscuras de sus ojos se marchitan y se hunden en el cráneo mientras su cuerpo se deteriora ante vosotros. En cuestión de momentos, sólo quedan huesos, polvo y sus nobles vestimentas. Strahd von Zarovich, el señor oscuro de Barovia, está muerto y se ha ido.
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Hess resucita a Ireena
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Tras la muerte del vampiro Hess finalmente puede utilizar su pergamino de Resurrección en Ireena voliéndola al mundo de los mortales. Tras explicarle la situación notan que por las ventanas entra más luz de lo normal por lo que se acercan a uno de los balcones del castillo desde donde se ve la Villa de Barovia.
Gruesas nubes llenan el cielo. A través de las frías nieblas de la mañana, la tierra de Barovia es visible abajo a lo lejos. Hay tranquilidad aquí. El descanso ha llegado al valle por primera vez que se pueda recordar. Una luz parpadea detrás de ustedes. Girando ven una figura, dentro ven a un hombre, un ser imponente de carne y hueso, de brillante armadura y una capa ondeando. Su rostro muestra una gran fuerza de voluntad, sin embargo, la contundencia de su presencia es templada por sus calmados y tristes ojos. Sus características son las de Strahd, pero sutilmente diferente. Su voz es tranquila y apacible. "Mi nombre es Sergei von Zarovich." Se vuelve a lreena. "Tatyana, el tiempo para descansar está cerca. Ven, mi amor y mi esposa." se adelanta extendiendo su mano. Los ojos interrogantes de lreena Kolyana se abren de pronto con la chispa del reconocimiento. Recuerdos olvidados vuelven de nuevo a ella. "¡Sergei!" llora, saltando hacia él. Se abrazan. lreena se dirige a ustedes y les dice: "Soy lreena Kolyana, pero en el pasado yo era el amor de Sergei, Tatyana. A través de estos muchos siglos hemos desarrollado la tragedia de nuestras vidas. Ahora, con nuestro más profundo agradecimiento, la tragedia ha terminado, es hora de volver a empezar". Una luz brillante rodea a lreena y a Sergei. Tomados de la mano, caminan hacia el este, hacia el borde del mirador. Sus pies no tocan el suelo que pisan como si ellos caminaran por un camino más allá de este mundo mortal. Su camino invisible los lleva más allá del precipicio del este, su resplandor ilumina y aclara las nubes por encima de Barovia. Las nubes de repente se rompen y se abren, dejando que los rayos de la gloriosa luz del sol atraviesen e inunden todo. En el valle, la extraña niebla se disipa. Barovia es libre una vez más. En ese momento Wen y Kasimir se despiden del grupo y parten hacia un nuevo rumbo. Galah, con intenciones más egoístas decide quedarse en el castillo e intentar llenar el puesto de Strahd como dueña y señora de estas tierras.
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Puertas de entrada y salida la reino
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Con el sol sobre sus cabezas, Freydis, Sariel y Hess vuelven a recorrer el Valle de Barovia. Dan sus saludos a la familia Martikov y sus cuervos. Se despiden de Blinsky y los nuevos vallakianos que reconstruyen la ciudad. Llevan la cabeza del dragón Argynvost de nuevo al recinto preparado para que encuentre el descanso dando así paz a los miembros de la Orden del Dragón Plateado que pueden abandonar ahora sí el mundo material y encendiendo un faro mágico en la torre de la mansión.
Con un carro cargado de los tesoros reclamados en las tierras de Strahd se dirigen a las puertas que dan entrada y salida al Valle. Allí la niebla ha desaparecido, permitiendo a los visitantes volver a su tierra de origen. De manera distraía y relajada, como no lo hacen en mucho tiempo, tienen una charla amena cuando Hess hace una pregunta a Sariel que se queda sin respuesta. Cuando se vuelven a para ver por qué no ha respondido sólo ven sus pertenencias en el suelo. Sariel se ha desvanecido. Su misión como retornada se ha cumplido y puede descansar en paz.