Ni bien terminan de combatir con los vampiros se toman un minuto extra para investigar la zona del "accidente" al mismo tiempo que Wen confiesa lo de su visión intentando rememorar dónde habían visto fuego en el castillo.
Agotados se atrincheran en la oficina de Rahadin para descansar, pero son atacados a mitad de la noche por unos zombies que emergen de una puerta secreta que viene de zonas aún más profundas en el castillo. Los no muertos sucumben ante la espada de luz de Galah y la magia destructora de Hess que posicionando su mano en el rostro de un zombi y al grito de "¡dejen dormir al prójimo!" le hace explotar la cabeza. Al último zombie le cortan la cabeza y Hess intenta usar su hechizo de hablar con los muertos. En vida había sido un campesino que presenció los hechos catastróficos en Berez y habría muerto producto de la inundación de Strahd tras la muerte de Marina. No sabe mucha información, pero rebela que el vampiro no sólo venció, sino que también humilló a la Orden del Dragón Plateado y que, si bien no conoce el Templo de Ámbar, las leyendas de los salvajes decían que en la montaña habitaba un mal más antiguo que la tierra misma.
Terminan su descanso y al intentar descender se encuentran con una trampa que desprende un gas que forma la figura de Strahd y los amenaza. La visión les hiela la sangre. Deciden no continuar descendiendo por el momento.
El estudio, el hogar y el cuadro de Tatyana |
Hess utiliza su hechizo de localizar criaturas determinando que Kasimir se encontraba en el castillo, pero varios pisos por encima de ellos. Siguiendo la guía mágica llegan de nuevo a la enorme sala de estar con el enorme hogar... la cortina de fuego de la visión de Wen. Utilizan la enorme alfombra para sofocar el hogar y descubrir una puerta secreta tras él. Un esqueleto de algún desdichado despierta sospechas de Freydis sobre el cofre que sospechosamente yacía en ese lugar. Dejan el cofre por el momento y Hess descubre una segunda puerta secreta. En el fondo de la oscura sala llena de telarañas encuentran a Kasimir en shock y aún más desnutrido. Parece atormentado por algo y gracias a un hechizo calmador de Hess es que Wen logra conversar con él mientras le dan algo para alimentarse y recomponerse.
Al separarse de Krezk se dirigió directo al castillo y logró descender hasta lo profundo del castillo sin ningún tipo de resistencia. Strahd no lo hirió físicamente, pero sí jugó con su mente, atacándolo con encantamiento y ataques mentales. Ante este comentario Hess lanza un hechizo de disipar magia sobre Kasimir. Utilizan la varita mágica de Wen y descubren, en el aparente vacío campanario, una entrada secreta a una extraña sala altísima completamente ocupada por una torre. El análisis mágico de Sariel determina que la torre misma es un objeto mágico por lo que Hess vuelve a lanzar su hechizo de suprimir magia sobre la construcción y Freydis destruye con Shatterspike la puerta trampa en la cima de esta consiguiendo acceso a los tesoros mejor guardados del vampiro.
Bajan de nuevo y avanzan determinados dónde antes volvieron sobre sus pasos ante la visión del demonio Strahd y terminan en una curiosa sala con un brasero rodeado de gemas esféricas de colores sobre el cual parece flotar un enorme reloj de arena que cuelga sobre pesadas cadenas del techo. Mientras dos enromes estatuas de caballeros montados flanquean la sala en nichos en paredes opuestas. Al detectar magia de conjuración en el brasero deciden investigarlo luego.
Tras las siguientes puertas unas enormes cortinas los separan de la sala de torturas inundada a la que se aventuran.
El nuevo escudo mágico le susurra una advertencia a Hess haciéndolo reaccionar a las amenazas. Las almas de los torturados aún ocupan los retorcidos cadáveres. Varios zombies se alzan de las oscuras profundidades de la sala y el nuevo yelmo de Freydis comienza a brillar hiriendo de forma continúa con su luz a los no muertos hasta que todos ellos son destruidos.
Avanzan por un pasillo inundado que conectaba a la sala de torturas y dan con una igualmente inundada cárcel desde la que alguien pedía a gritos ayudar. Tras cruzarse con los cadáveres de varios desdichados llegan a la última celda dónde se encuentra Emil Toranescu.
Emil Toranescu |
Usan la llave para liberarlo. Hess lo interroga esperando sacar información útil o que el hombre los ayude, pero Emil insiste en ser sólo un campesino de Vallaki sin posibilidad de ayudarlos contra Strahd. Frustrados lo dejan huir advirtiéndole que mejor se esconda hasta que ellos terminen con Strahd.
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