Las arpías siguen acechando en la noche |
Cargan al hombro a Rundy y a Smirk de nuevo al campamento para pasar la noche, por fortuna ambos se encuentran mejor en la mañana por lo que pueden continuar su viaje a las ruinas de Komek.
Utilizando a Codicia como brújula les lleva sólo media mañana llegar hasta la entrada que coincide con la canción que recordará Henry.
Entrad a las ruinas de Komek |
Un típico trabajo de los Stonegrave |
No mucho después de llegar a estos túneles excavados encuentran un tramo con nichos a ambos lados que Rundy describe como lugares para guardar herramientas. Por desgracia para Henry que intenta rescatar alguna antiguedad enana para vender son también el refugio de una parva de stirges, asquerosos parásitos voladores que salen a la carga.
Las stirges caen rápido ante los brutales ataques del grupo, pero la gran cantidad hace que algunas logren alcanzar a sus objetivos succionándoles la sangre. Con las bestias trabadas con sus picos en Rancis y Late les cuesta un poco más terminar la matanza pero finalmente logran liquidar a los zánganos voladores.
Rancis es víctima de una de las criaturas |
Una vez caída la última stirge Henry vuelve a buscar y encuentra algunas herramientas algo oxidadas y algunos picos de minería enanos. Continúan avanzando hasta la primera bifurcación del camino y deciden atravesar una puerta pesada de piedra llegando a una oficina abandonada. En ella todo parece revuelto y el enano que otrora regentaba el lugar se encuentra aún sentado allí, o por lo menos sus huesos, todavía con cuatro flechas rústicas clavadas en su pecho.
Todo lo que tocan parece volverse polvo al tacto así que deciden no perturban al enano por miedo a que las historias de Rundy se vuelvan reales. Sin embargo una puerta tras el escritorio del enano muerto llama su atención y deciden curiosear. La puerta está cerrada con llave pero logran abrirla. Dentro encuentran una pequeña sala con algunos barriles, mucho olor a humedad y encierro y un cadáver enano a medio descomponer que les habla al acercarse. La nefasta manifestación del enano parece estar loca y ríe histéricamente mientras habla. Henry se comunica en el lenguaje enano mientras los demás esperan fuera o insisten que deje al "cadáver".
El ser no recuerda su nombre por los siglos que lleva allí, pero si recuerda que lo acusaron de ladrón, le cortaron una mano y lo metieron en esa sala hasta hacer algo con él. Presumiblemente en ese lapso Komek se vino en desgracia. Henry le promete que si encuentra su mano la devolverá para que él recupere su honor enano y pueda descansar. Hace la promesa aún ante la insistencia de Rundy para que no perturben más a los muertos.
Continúan explorando en busca de un gran tesoro para Rundy y llegan a una enorme caverna dónde no ven el final por el corto rango de sus antorchas. Henry avanza y encuentra los restos de un comedor enano, como para una veintena o más de barbudos, utensilios de cocina viejos, dos grandes mesas y toldos resecos son lo que de este lugar.
Más adelante encuentran lo que podrían ser los restos de la última defensa de Komek hace setecientos setenta años, una gran campo de batalla en el medio de la caverna lleno de, ya antaño descompuestos, cadáveres de enanos guerreros y otros humanoides de armaduras oscuras. Según Rundy los viejos asustan a los niños enanos con historias sobre guerreros de los profundo que visten armaduras oscuras pero todos "saben" que son sólo historias. O eso creían. Henry sigue explorando y encuentra el arma de un general enano con el puño aún fuertemente apretado sobre su hacha. Un arma que misteriosamente no ha sido forrada con oxido ni polvo. Comparte el hallazgo y Late reconoce el arma, la ha visto en sus libros. Es la expresión más "mágica" que un enano puede alcanzar, un arma que se vuelven más mortal contra los enemigos de la raza enana.
Hacha de los defensores enanos |
A pesar de ser este ya un objeto digno de considerarse un "gran tesoro" Rundy convence al grupo de necesitar más para recuperar su puesto en su clan. Su siguiente descubrimiento son las minas enanas propiamente dichas. Allí encuentran algunos mineros aniquilados por las mismas flechas, incluso uno protegiendo un pedazo de mineral de alta pureza y un llamativo tamaño que el grupo decide recuperar. Además encuentran el tesoro escondido de Kroguar, según la amenaza de la maldición tallada en los refuerzos de hierro del cofre. "Este es el tesoro de Kroguar, cualquiera que ose robarlo sufrirá cien años de desgracia".
Quiero aclarar que Rancis no usa botas hasta los muslos.
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