Phandalin, finalmente
Sildar había mencionado que oyó el nombre de La Araña Negra y que esta persona había ordenado que capturen a mi primo y se lo lleven. Además, él también buscaba a alguien. Su contacto en Phandalin era Iarno Albrek y se encontraba también desaparecido.
Con este panorama Ferghus entra en la siguiente cueva de la guarida goblin. Al acercarse al umbral comienza a salir de él un humo negro. Intentamos usar el humo para ingresar sin ser vistos, pero la maniobra no es muy exitosa. Al ingresar veo que están quemando una caja sobre el fuego. ¡Eso producía el humo! ¡Los malnacidos estaban intentando quemar algún tipo de evidencia! Me apresuro a intentar patear la caja para sacarla del alcance de las llamas mientras Hessen inspecciona las cajas y petates que descansan contra las paredes de la cueva.
Hessen descubre ¡GOBLINS! Todo se vuelve caos al tiempo que un enorme osgo, aparentemente Klarg, y su lobo mascota salen de otro escondrijo. El goblinoide le ordena a su animal, llamándolo Destripador, que ataque. Pobre Galahrin recibe el mordisco mientras yo bloqueo la jabalina lanzada por el osgo con mi escudo. De la oscuridad surgen más goblins y Galahrin recibe otro mordisco, no llego a ver si está bien, Klarg carga contra mi y apenas esquivo su ataque.
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Klarg el osgo, ordena el ataque
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Mi preocupación por el halfling se disipa cuando lo veo tras el osgo y le acierta un buen golpe. Utilizo unos segundos de distracción para finalmente patear la caja y sacarla del fuego y luego curar a Galahrin con el poder del Padre de los Caminos. Hessen ataca a Klarg pero su golpe es detenido y debe interrumpir sus ataques para esquivar la lluvia de cuchilladas de los goblins. Es entonces que aparece Ferghus por un costado alzando su enorme hacha. Jamás se me borrará la hermosa imagen de la cara de pánico de Klarg antes que el filo lo corte en dos completamente.
Erevan entra en acción descargando una lluvia de proyectiles mágicos sobre Destripador que sigue insistiendo en... destripar a Galahrin quien debe retirarse detrás del resto para salvaguardarse. Para que Hessen pueda ver bien en la oscuridad utilizo mi hechizo de luz sobre mi escudo y así el guerrero atraviesa un goblin de lado a lado con su espada. Ferghus carga contra otro goblin, ¡juro que la sabandija se orinó cuando se acercó el grandote! ¡jajaja! El lobo cree que yo podría ser su próxima presa. Le gruño para demostrarle que soy más fuerte, me devuelve ilusamente el ladrido mientras, del otro lado de la cueva, Galahrin aprovecha mi distracción para apuntar al lugar justo y matar de un certero flechazo al animal. Nunca sabremos si yo era más fuerte, pero claramente sí más inteligente. El último goblin pierde su vida cuando conecto un preciso mazazo en su horrible cabeza.
Una vez en calma curo mis heridas y las de Galahrin. Hessen y Erevan revisan las cosas y encuentran provisiones y varias marcadas con el escudo de un león. Sildar me comenta que es el símbolo de un puesto comercial de la zona. ¡Malditos goblins, han matado a un honesto comerciante por estas cosas!
En el cofre que se quemaba encontramos dinero y pociones mágicas. Cada vez me convenzo más de que estas criaturas tienen cerebros defectuosos. Arg, escupo al piso.
Nos largamos de allí de nuevo a la carreta, marcamos en nuestro mapa la cueva para enviar a alguien a recuperar las provisiones y retomamos el camino. Ya es el atardecer, tras una lomada hay un recodo en el camino lleno de árboles, cuando bajamos la lomada aparece el pueblo de Phandalin que parece construido entre las ruinas del viejo pueblo.
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Phandalin
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Algunas casas parecen abandonadas, otras en ruinas. Esto concuerda con las historias de Sildar, quién se apresura a pagarnos y continuar con sus asuntos en el pueblo. Antes de dirigirnos a la posada, la Colina de Piedra Hessen pregunta, muy prudentemente, si debemos dejar la carreta fuera mientras ingresamos a cualquier edificio, en ese momento les blanqueo que parte de mi viaje es para darle una lección a la Marca Roja, un grupo criminal que parece estar atormentando al poblado de Phandalin.
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Suministros Barthen
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Decidimos manejarnos con prudencia y llevar primero los suministros al comercio Suministros Barthen. Encontramos el lugar cerrando pero Elmar Barthen nos recibe muy amablemente luego de que Ferghus utilice su truco de palabras pomposas con el él. Increíble que el mismo que hace unas horas haya partido en dos al osgo ahora parece un diplomático elfo. Mientras pide a Ander y Thistle, sus asistentes, que descarguen el envío mientras pregunta por Gundren. Se muestra angustiado al saber que fue raptado y nos da indicaciones de dónde podríamos encontrar a mis otros primos, Nundro y Tharden.
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Phandalin
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Elmar, gentilmente nos invita a pasar a la privacidad de su comercio para comentarnos sobre la Marca Roja, explicándonos cómo chantajean a las personas y comerciantes, cómo se burlan de la autoridad. Al parecer están liderados por un mago. Miro a Erevan y pienso, nosotros tenemos uno mejor, argh. Las risas en mi mente son interrumpidas por la triste historia de Dendrar, un trabajador local que intento hacer justicia por las humillaciones que recibió su esposa. Terminaron matándolo frente a ella y a su hijo. Desde entonces ambos están desaparecidos. Con esta amarga historia dejamos a Elmar y nos dirigimos a la posada La Colina de Piedra donde nos encontramos con Toblen a quien Sildar le había avisado de nuestra llegada.
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