Las ruinas de los gigantes
Far, 20 de Lharvion de 998 YK
Viernes, 20 de Julio de 998 YK
Evendur pregunta a Gaylord si pueden esconder el esquife, pero el mago ya ha escondido las velas, por lo que no será necesario. Evendur no espera que el guardia recobre por si mismo la consciencia, utiliza su imposición de manos en él. Descubren que el grupo de la garra está formado por alrededor de cincuenta personas. Evendur no lo toma bien, creyendo que es mentira y precionándolo violentamente pero parece ser cierto. Además admite que un tal Garrow los lidera. Todos piensan en el vampiro. "Hay que quemarlo en las llamas plateadas" murmura el guerrero divino. Muroni les advierte: deben alcanzar a ese tal Garrow antes de que encuentre el objeto que busca, ya que tienen que estar presentes cuando se desarrolle el gran acontecimiento. Con esta sensación de apremio Evendur le pide a Jessica que lo mate mientras él junto a Gaylord buscan la entrada a las ruinas. Una vez sola con el guardia Jessica, incapaz de asesinar de esa manera le dice al prisionero que no lo quiere volver a ver y le hace un gesto para que cruce el río y desaparezca. Acto seguido oculta las armaduras de los caídos.
Mientras siguen los rastros las cálidas manos de Evendur se posan sobre las ardientes heridas de Gaylord sanándolo con un cálido fervor. Jessica los alcanza y continúan hacia las ruinas.
Una vez divisada la antigua ruina se aproximan y comienzan a sentirse pequeños. Efectivamente los antiguos habitantes eran gigantes. Prefieren buscan un acceso paralelo y trepan por una pared al costado de la entrada.
Tras pasar una galería y dirigirse a unas enormes escaleras son interceptados por los elfos oscuros. Seres tribales que habitan las junglas de Xen'drik. Los oscuros elfos no intermedian palabras y comienzan a atacar con sus boomerangs. Jessica intercepta uno y lo devuelve golpeando al agresor. Evendur recibe un golpe, aunque leve.
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los drow, elfos tribales |
Gaylord se protege en una enorme columna, asomando sólo para disparar su Dildo Ácido de Gaylord. De a poco rodean a Evendur pero Jessica se lanza al combate matando a dos elfos en una lluvia de puñetazos y patadas. Evendur parte al medio a otro enemigo para luego recibir varios golpes. Gaylord se adelanta y ataca con su Llamarada Cannith a dos elfos que amenazaban a Evendur matando sólo a uno de ellos mientras que el otro logra golpear a Evendur dejándolo malherido. Jessica ataca al supuesto líder que responde atacando al paladín dejándolo inconsciente y con una fea cicatriz para luego girar su atención a Jessica dándole dos espadazos. Gaylord se apronta a darle una poción a Evendur vertiendo el cálido liquido en los carnosos labios del guerrero para luego hacer un giro rápido esquivando un golpe del líder drow. Finalmente es Jessica quién descarga una lluvia de puñetazos que aniquilan al drow líder. Evendur, recuperado por la poción, aniquila a los dos drow restantes.
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Escaleras de las ruinas |
Deciden tomarse un rato para reponerse. Gaylord le indica a Jade que regrese a buscar a Rusty quién estaba en el esquife de guardia. Evendur toma un arco largo y varias flechas. Una vez repuestos suben por las escaleras encontrándose de frente con dos guardias de la Garra Esmeralda.
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Soldados de la Garra Esmeralda |
Sin mediar palabras Evendur dispara su arco y a cambio recibe un flechazo terrible. Gaylord no puede evitar pensar en Bow. Jessica avanza a trabarse en combate. Gaylord esquiva un flechazo y un segundo disparo es desviado por Jessica con su soga pegajosa. Una lluvia de golpes cae sobre Jessica que hace todo su esfuerzo en evadir los ataques pero finalmente recibe unos cortes. Gaylord da apoyo con un proyectil de fuego que acompaña a una lluvia de golpes de Jessica. Otro de los guardias grita dando alarma y luego carga contra Evendur. El guerrero divino repele dos ataques, pero un tercer golpe resulta fulminante. Mientras tanto el otro guardia intenta huir pero muere a manos de Jessica. Gaylord intenta detener al agresor con su varita de enredar, pero falla. Jessica avanza de forma ofensiva, pero cae inconsciente. Gaylord no puede evitar ver en los ojos del enemigo la determinación que sólo vio en los ojos de Bow alguna vez. Ante la desesperación Gaylord toma el frasco de sangre recogido hace unas horas, lo rompe mientras pronuncia un conjuro prohibido y al instante ocho criaturas demoníacas aparecen en su auxilio.
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Pollo del abismo |
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